La convivencia es dura, difícil, poco tolerable. Pero como es convivir con nada? También lo es. Bueno esto es complicado de explicar, porque yo convivo con alguien que es nadie. No lo veo, no lo toco, no comemos juntos, no vemos tele juntos, no charlamos, no hacemos nada, ni siquiera lo veo, en otras palabras no lo conozco. Sólo tengo un dato, que es hombre y que es mago. Se que es hombre porque no conozco a ninguna mujer que haga magia, existen mujeres magas?. Y ahora les voy a contar porque descubrí que era mago. Me mudé a una casita humilde y acojedora, lleve todas mis cosas, libros, muebles, cuadros. Hasta ahí estaba todo bien, pero cuando llevé mi ropa algo no estaba funcionando como siempre. Mis calzones empezaron a tener agujeros de un día para el otro, y yo estaba seguro de que no me los había enganchado con nada, tampoco es que estaba en calzones por todos lados, pero la ropa salía después de su lavado en perfectas condiciones, menos los calzones. Otra prenda que me trajo problemas fueron las medias, con un par de días de uso las abandonaba como a los zapatos viejos, eso diría Sabina, y hacía una gran acestada con el par de medias hecho bolita, como si fuera Coby Briant. Cuando llegaba el turno de un buen baño para ese par de calcetines, faltaba 1 para el par, pero peor aún, sino faltaba, me cambiaba de color. Me ha pasado dejar un par de medias sucio de color blanco y al otro día una de las dos medias había cambiado de color, de blanco pasaba a ser azul, o negro, o verde, etc etc.
Claro, era él, el mago, o no le caía nada bien, o simplemente estaba ensayando conmigo los trucos que iba a realizar en el teatro el fin de semana.
Ni hablar del desorden que encontraba cuando volvía de trabajar, claro, el señor dormía y ni siquiera hacia la cama, comía y ni siquiera levantaba la mesa, todo estaba patas para arriba.
Así es convivir con nada, difícil. A veces le hablo aunque no me responda, y siempre le digo, que el truco que menos me gusta, es que se haga invisible.
Claro, era él, el mago, o no le caía nada bien, o simplemente estaba ensayando conmigo los trucos que iba a realizar en el teatro el fin de semana.
Ni hablar del desorden que encontraba cuando volvía de trabajar, claro, el señor dormía y ni siquiera hacia la cama, comía y ni siquiera levantaba la mesa, todo estaba patas para arriba.
Así es convivir con nada, difícil. A veces le hablo aunque no me responda, y siempre le digo, que el truco que menos me gusta, es que se haga invisible.